'Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.' 2 Timoteo 3:16-17
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”
Apocalipsis 1:3 RVR1960
Entre 150 y 200 millones de libros se calcula que existen en el mundo. Pero solo hay uno que está vivo, que nos conoce a fondo aun desde antes de que nosotros nos enteráramos de su existencia, que puede adaptar su contenido a nuestras necesidades, a la hermosa creencia humana de que todos podemos ser hoy mejores que ayer, que es de lo que nos habla el primer versículo (a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra), y de que seamos bienaventurados en la gracia de Dios, justamente antes del fin de los tiempos, de lo que nos habla el segundo versículo (el tiempo está cerca).
Se trata, por supuesto, de la Biblia, el único libro capaz de desnudar nuestras almas por completo, al punto que muchas veces pareciera no ser que nosotros la leemos a Ella, sino que es Ella la que nos lee a nosotros. La misma palabra nos lo dice:
‘Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. ‘
Su carácter divino nos plantea un reto en el que es fácil perderse: podemos quedar tan impactados por sus profecías, sus revelaciones, sus milagros, sus historias, sus concordancias y sus misterios, que muchas veces tendemos a quedarnos maravillados. ¿Y qué hay de malo en quedarnos maravillados?
A primera vista, la expresión pareciera ajustarse al carácter majestuoso de Dios, nada es tan maravilloso como Él y sus palabras (aquellas que, como dice el versículo inicial, fueron inspiradas por Él), son una clara prueba. El problema de la expresión es la primera palabra: quedarnos.
Muchas veces encontramos comodidad en reflexionar durante horas en algún pasaje, en deleitarnos en la belleza de su narrativa, en admirar el poder que reside en ella. Pero luego cerramos la Biblia y seguimos en lo nuestro como si nada. O nos vamos de la Iglesia y aterrizamos en el ‘mundo’, como descendiendo desde otro planeta, en el que por un momento todo es hermoso, pero volviendo luego a la tierra sin que lo uno guarde relación con lo otro.
¡Ese es el reto! Si la Biblia es palabra viva, como ella misma lo declara, para ponernos a la altura de las bendiciones que ella derrama sobre nosotros, debemos corresponderle viviendo la palabra. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:105)
No podemos caminar sin ella en el mundo, que es cada vez más oscuro y tenebroso mientras se acerca la segunda venida de Jesús. Dios Padre sabía a qué nos enfrentaríamos en estos tiempos y por eso nos la envió en nuestra peregrinación por este mundo, como quien envía a su hijo de camping con una linterna en la mochila, sabiendo que alejado de la electricidad, será lo único que le permita ver.
Pero en nuestro caso no se trata de una linterna que funciona con baterías, que se desechan cuando se apagan y simplemente se reemplazan por otras, sino de lámparas que nos sirven como lumbrera. ¿Y qué más nos dice la palabra sobre las lámparas? Veamos en Mateo 25:
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.